Ganó con contundencia, impuso su estilo en un encuentro en el que se encontraban dos completamente diferente. Ese antifútbol, como lo catalogó el arquero belga Thibaut Courtois, llevó a Francia a tocar el cielo con las manos. Esa idea de implantar un fútbol en el que la mayor parte del tiempo estuvieron encerrados atrás, dándole el protagonismo a los rivales y esperando el más mínimo despiste para salir con cabalgatas mortales para terminar de hundir la daga a su víctima, le funcionó a la perfección en esta Copa del Mundo. Así liquidó a Argentina, Uruguay, Bélgica y este domingo a Croacia
Ni el gol de Mandzukic, tras un error grande de Lloris, pudo levantar a los croatas. Faltaron fuerzas, piernas y con el reloj y el marcador de enemigos, el encuentro se fue desequilibrando a favor de los franceses. Al final, para tristeza de unos y alegría de otros, el equipo de Didier Deschamps hizo valer la experiencia de seis años de trabajo, le pusieron la guinda al trabajo de un técnico, quien hace 20 años levantó por primera vez para este país la Copa del Mundo. Lo hizo como jugador, hoy lo hace como entrenador y entra al Olímpo de los estrategas que ganaron en la cancha y en el banquillo. El Espectador